El Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos creció un 2.8% en el tercer trimestre de 2024, una cifra inferior a la estimación del mercado del 3.0% y al crecimiento del trimestre anterior, que también fue del 3.0%. A pesar de esta moderación, la economía estadounidense sigue mostrando signos de fortaleza al iniciar la segunda mitad del año, según la primera revisión de la Oficina de Análisis Económico (BEA).
El aumento del PIB estuvo impulsado principalmente por un incremento en el gasto de consumo, que creció un 3.7% a tasa trimestral anualizada. También se observaron aumentos en las exportaciones (8.9%) y en el gasto del gobierno federal (9.7%).
De acuerdo con la BEA, “el incremento en el gasto de los consumidores se debió a aumentos tanto en bienes como en servicios. Entre los bienes, los principales contribuyentes fueron otros bienes no duraderos, especialmente medicamentos recetados, y vehículos de motor y repuestos. En el sector de servicios, los más destacados fueron la atención de la salud, liderada por servicios ambulatorios, así como los servicios de alimentación y alojamiento”.
La desaceleración en el crecimiento económico se atribuye a una ralentización en la inversión privada, que avanzó solo un 0.3% a tasa trimestral anualizada, en comparación con el 8.3% del trimestre anterior. Además, la inversión fija residencial mostró una contracción del 5.1%, más pronunciada que la caída del 2.8% registrada en el trimestre anterior.
Según Pantheon Macroeconomics, el leve descenso en el PIB podría ser resultado de un impacto más significativo de lo esperado en los componentes volátiles del comercio neto y los inventarios. Olivel Allen, economista sénior de la firma, expresó: “Nuestro escenario base indica que un deterioro más evidente en las cifras de crecimiento y en el mercado laboral en los próximos meses impulsará a la Fed a actuar con mayor contundencia. Sin embargo, nuestras previsiones sugieren que no habrá cambios importantes en la política económica tras las elecciones”.